Los ataques vikingos a la península, tuvieron lugar entre los siglos IX y XI. Concretamente desde el año 844, fecha en la que se data el primer avistamiento oficial en las costas de Gijón de barcos vikingos, hasta el año 1047 – 1066. Fechas en las que se dan los últimos ataques propios de la cultura vikinga a la ría de Arosa. La cual se da por extinguida como concepto cultural tras la batalla de Hastings (año 1066).
Durante esos siglos la península ibérica se vio afectada de forma directa por la invasión musulmana de años anteriores (711), creando un nuevo marco territorial y político que sustituyó a las demarcaciones provinciales visigodas heredadas del modo administrativo romano. Consecuencia de esta nueva necesidad política, fueron los reinos medievales del norte.
El primer problema con el que nos encontramos a día de hoy para estudiar de forma correcta el ambiente territorial y político de aquellos tiempos, es el identificar erróneamente el nombre de algunos reinos que se han mantenido hasta nuestros días como provincias españolas. Identificando inconscientemente las fronteras actuales, con las fronteras reales y culturales de aquellos tiempos. Así pues, por ejemplo, el reino de Asturias nada tiene que ver con la Asturias actual, siendo el reino mucho más grande que la provincia. Como lo fue el reino de León, o la Cantabria romana, la cual estaba dentro del condado de Castilla. Es más, el condado de Castilla nació de Cantabria y no al contrario. Cosa que cuesta mucho entender a día de hoy, especialmente por los regionalismos e intereses políticos que muestran en no pocas ocasiones una historia modificada a su antojo y finalidad. Por tanto en el presente articulo, cuando hablemos del reino de León, no lo condicionaremos a la provincia actual provincia de León, sino a todo el reino de aquellos tiempos, dentro del cual estaba el condado de Castilla, Galicia, Asturias, y norte de Portugal.
No se conoce muy bien la razón, y los estudiosos no se ponen de acuerdo. Nuevamente la historia se mancha de interpretaciones políticas muy sectarias e intencionadas. Pero al reino de León, y antes al de Asturias, repito, incluyendo Castilla y el ducado de Cantabria. Se le conocía en las crónicas anglosajonas, musulmanas y normandas con el nombre de Gallaecia. De tal forma que todo el norte peninsular cristiano, desde Galicia hasta el reino de Pamplona (este no incluido), era conocido durante los siglos IX al XI como Gallaecia. Curiosamente las mismas fuentes que llamaban Gallaecia (no confundir con Galicia), al norte peninsular. Llamaban Hispania a la zona bajo dominación musulmana.
Se ha discutido mucho acerca del porque se llamaba así una y otra. Mi conclusión, es que Gallaecia fue el nombre que los musulmanes, sajones y normandos dieron al norte cristiano, por herencia de la provincia romana. Es decir; cuando los musulmanes invaden toda Hispania, el foco de resistencia contra la ocupación se estableció en las montañas astures / cántabras. Dicha zona era parte de la provincia romana de Gallaecia. Por tanto para los invasores, los rebeldes se establecieron en el viejo territorio de Gallaecia, y allí crearon el reino de Asturias. Con el tiempo ampliaron territorio, y socialmente esto fue entendido por los moros, como una expansión de las fronteras territoriales de la Gallaecia original (reino de Asturias y reino de león). Mientras que ellos, que ocupaban la casi totalidad de la península, auto-entendían que estaban en Hispania.
La cosa llegó a tal extremo, que en las propias crónicas árabes se nombra de forma despectiva e insultante a Rodrigo Díaz de Vivar, el popular CID. Como: El perro gallego, que allah tenga en desgracia. Todos sabemos, que el conocido personaje era de todos menos gallego, osea, oriundo de Galicia. Rodrigo era Castellano, de Burgos (Vivar del Cid). Pero para los moros no era más que un “gallego” habitante de Gallaecia. Por tanto podríamos decir, que durante los siglos IX, X y XI “gallego” era un sinónimo aplicado por los musulmanes a todos los cristianos del norte de la península dentro del reino leones. Los cuales a su entender, estaban ocupando y ampliando por medio de la reconquista las fronteras territoriales de la vieja Gallaecia romana y visigoda.
Otro dato que nos puede dar una idea del concepto “étnico” que tratamos en la sociedad del norte peninsular. Está en la crónica de Ibn al-Athir, quien al referirse al secuestro del rey navarro de Pamplona García Iñiguez por barcos vikingos que atacaron la ciudad en el siglo IX. Lo hace refiriéndose a él como “el jefe franco” Dice la crónica:
(..) La flota enemiga avanza hasta Pamplona, donde el jefe franco García debió rescatar su vida mediante el pago de 90.000 dinares (..)
Es curioso, ya que como vemos para los musulmanes que ocupaban lo que ellos auto-denominaban “Hispania”. No todos los habitantes del norte ibérico eran “gallegos”. El castellano Rodrigo Díaz de Vivar, era un “gallego” en los tiempos en que Castilla era ya un reino independiente, aunque aún muy vinculado a la corona leonesa (finales del siglo XI). Pero el reino de navarra / Pamplona, no parece que fuera considerado Gallaecia, y sus habitantes en consecuencia no eran gallegos, sino baskunes y francos. Así al menos se deduce de las crónicas árabes que mencionan a los nobles navarros como “francos” y a los habitantes de las villas y aldeas como Baskunes.
Parece por tanto evidente que Gallaecia tiene una relación directa con el reino de León en territorialidad, y no es aplicable a todo el norte peninsular, sino solo y únicamente al área geográfica del viejo reino de Asturias, y más tarde reino de león.
Alvar Ordoño
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