Un documento del
Cartulario del monasterio de San Salvador de Moreira (Portugal – antiguo
condado del reino de león en el siglo XI) nos dice:
(..) En la era del año 1015, en el mes de
Julio, llegaron muchos normandos al Duero y ocuparon las tierras entre el Duero
y el Ave por nueve meses. Allí capturaron a tres hijas de mí, Amarelo, y me
empobrecieron; pasaron los normandos a vender a sus cautivos, entre ellos las
hijas de Amarelo, llamadas Serili, Ermesenda t Faquilo y no tuvo más remedio
que dar por ellas a los normandos un rescate e plata (..)
Este suceso se
suele relacionar con la presencia de Olaf Haraldsson, aunque es indemostrable.
Pudiera estar relacionado, o pudiera tratarse de otros invasores normandos. O
quizás pudiera tratarse de una ramificación de vikingos que llegaron con el rey
noruego, ni se sabe con certeza ni seguramente se sabrá nunca.
Lo cierto es que
Amarelo Mestaliz se vio obligado a pagar el rescate de sus hijas a los
vikingos, quienes estuvieron asentados en la zona durante 9 meses, según se
recoge en un documento en cuestión de contrato
de venta fechado el 3 de Abril de 1018. En el cual Amarelo Mestaliz cede parte de sus bienes en
Guilhabreu a un tal Froila Trutesendes para liquidar un préstamo contraído tres
años antes por importe de quince sueldos de plata, que se vio obligado a tomar
para pagar el rescate de sus tres hijas, quienes cayeron cautivas de los
vikingos.
Según apunta
Eduardo Morales Romero en su libro historia de los vikingos en España. Las tres
hijas de Amarelo Mestaliz: Serili, Ermesenda y Fraquilo fueron capturadas por
un grupo de normandos cuya llegada derivó en una ocupación de nueve meses. Lo
más probable es que los vikingos se hicieran fuertes en algún lugar
estratégico, desde donde llevarían a cabo razzias de pillaje hacia las tierras
del interior, lugar donde habrían instalado un lucrativo negocio de venta y
rescate de cautivos.
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