(..) Y nos sacaste a nosotras de los barcos
de los vikingos, y diste por nosotras un manto, y una espada, y una camisa, y
tres lienzos, y una vaca y tres modios de sal fina (P.H.M. I 161) (..)
Parece ser que los secuestros
vikingos de cristianos y musulmanes continuaron en todo el litoral atlántico de
Galicia y de Portugal. Otro caso documentado es el fechado en 1026 procedente
del monasterio de Pedroso (Portugal – antiguo condado del reino de León). En él
se relata como una mujer de nombre Matilde, y su hija de nombre Gocina. Fueron
liberadas por sus allegados gracias al pago de un rescate que incluía
diferentes piezas. Entre ellas una espada, lo cual nos puede dar una idea de lo
escasa y lujosa que era esté arma en aquellos tiempos. Ya que como escribe
Amancio Isla en su libro Ejército
sociedad y política en la península ibérica entre los siglos VII y XI hay
múltiples documentos del siglo XI donde nobles pagan tierras con espadas. O
donde hacen responsables a los mercenarios que han contratado y armado con
espadas, en caso de que estas se perdieran o rompieran. En otro documento del
siglo XI leones, año 1045. Se menciona a un caballero vasallo que debe hacer
frente a sus descuidos, y por ello, ha de pagar ad comitem dommun osorium pro sua spata, quam et perdiderat (samos nº
109).
Alvar Ordoño
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