lunes, 19 de febrero de 2018

La época alto medieval 840 - 1035. la repoblación al norte del Duero. (Castilla condal y reino de León)

Hemos visto como la zona del norte, profundamente desarticulada tras los sucesos del siglo VIII, había quedado extremadamente deprimida desde el punto de vista demográfico.

Todo hace pensar que las estructuras territoriales visigóticas y tardo-romanas se descompusieron efectivamente. De la antigua red urbana queda el nombre y prestigio de algunos asentamientos tal como reflejan las crónicas del siglo X. Tales núcleos apenas estarían habitados, siendo a lo más pequeños puntos débilmente fortificados sobre las ruinas de ciudades anteriores.

Tres son las denominaciones más habituales que se dan a los lugares habitados en esta época: civitas, castrum y villae. Son tipos de núcleos cuyos perfiles no aparecen claramente definidos y a veces presentan una cierta ambigüedad en sus términos.

La civitas es una denominación común al occidente europeo y denomina a un tipo de poblaciones en las que se desarrolla un cierto poder institucional y una ascendencia sobre el territorio circundante que, en numerosas ocasiones incluye la dignidad episcopal. En la meseta existen poblaciones que habían sido sede episcopal durante la época visigótica (Asturica, León, Auca, Palantia, Salamántica, Avila, Segovia y Uxama).

De entre todas las poblaciones que se habían hecho acreedoras a la denominación de “civitas” se consolidarán como tales durante el siglo XI algunas de ellas; león, Astorga, Zamora son las principales del reino de León. Las dos primeras surgen sobre los recintos de trazado romano que aún se conservan, la tercera es, sin embargo, una “civitas” nueva de creación. Poder militar, poder eclesiástico y dominio sobre el territorio son los tres aspectos principales que definen el carácter de estos núcleos. 

A lo largo de los siglos IX hasta principios del XI, según Félix Benito Martín, las "civitas" eran ciudades establecidas como tales en el tiempo de los godos, muchas de ellas despobladas tras el colapso de la invasión musulmana, y repobladas tras reconquista de las tierras. 
Sustentaban el poder político y eclesiástico. Las mas importantes fueron: Asturica, León, Auca, Palantia, Salamántica, Avila, Segovia y Uxama, para el reino de León. Y Burgos para el condado de Castilla

El origen de la denominación “castrum” aparece muy tempranamente en las crónicas referidas a poblaciones. Ya desde el siglo VIII queda claro su carácter genuinamente militar y de control del territorio. Muchos de ellos se levantan sobre asentamientos pre existentes celtibéricos de la edad del hierro o hispano-romanos. En ocasiones la existencia de un punto ya poblado atrae de manera explícita a los repobladores, pero en otros casos la fractura histórica del siglo VIII y parte del IX supone una solución de continuidad en la ocupación de dichos lugares.

Como todo sistema de ocupación y control, las líneas defensivas de castros, claramente estructuradas durante la repoblación tienen una imbricación absoluta con el territorio. Una visión espacial de la localización de las principales líneas establecidas es muy reveladora de la visión del espacio que tuvieron los repobladores.

Hay que señalar que van a ser los valles los elementos fundamentales que atraerán la atención de los nuevos pobladores para controlar el territorio. 

Los castrum fueron principalmente fortificaciones militares construidas sobre otras previas de época visigoda o romana. En parte se puede decir que fueron los orígenes de los castillos bajo medievales. Estaban amurallados, bien con empalizadas de madera o de piedras. Dentro de las cuales se establecía un núcleo urbano, y un destacamento militar bajo mando de algún pequeño aristócrata 

Hay un tercer factor que es fundamental a la hora de conocer el territorio y su ocupación en la meseta superior, sobre todo en sus zonas centrales, y es el contacto campo – páramo que se produce en ellas. En efecto, el páramo y la campiña son dos realidades complementarias que marcan el carácter de los diversos ámbitos. El páramo, boscoso en tiempos medievales, más pobre agrícolamente, determinará una ocupación extensiva muy adecuada para la explotación ganadera. La campiña por el contrario es más apta para el cultivo de cereal. 

La configuración de los castros era prácticamente  homogénea en toda la región. Consistía en un pequeño recinto cercado, donde la función militar y residencial estaban estrechamente imbricadas. Sistemáticamente se asentaban en elevaciones de terreno, más o menos abruptas, con la misión de controlar el territorio. Su envolvente es casi siempre circular o elíptica, adaptándose a la cima del promontorio. El tipo es absolutamente homogéneo en toda la mitad septentrional de la meseta
La documentación alto medieval está repleta de menciones de “villa”. Se trata sin duda de la célula residencial básica de asentamiento de la primera repoblación y, aunque las acepciones de “villa” ofrecen diversos matices y no obedecen a una realidad homogénea, hoy conocemos con suficiente aproximación su constitución.

La tipología de “villa” no es homogénea en todo el territorio. En el páramo la estructura de asentamiento consistía en una “hereditas” en torno a un minúsculo núcleo formado por la “corte” con sus casas, herrenes, corrales etc. Estas fueron de origen familiar, cuyos vínculos continuaron manteniendo los pobladores. Sin embargo en la campiña se detectan poblaciones más complejas en las que las propiedades se delimitan.

La transformación de estos primeros núcleos, y fundamentalmente las “villa” como célula primaria de ocupación del territorio, en comunidades de aldea o núcleos mayores constituye una de las claves del entendimiento del proceso de formación urbana de Castilla y de León. 

En sus orígenes las villas no eran mas que pequeños asentamientos humanos, algunos sobre nucleos ya existentes, otros creados por los repobladores. Estos asentamientos sufrieron muy primitivos y rurales, fueron sufriendo un ascenso poblacional y urbanístico desde el siglo IX hasta principios del XI. Normalmente las villas crecían en torno a pequeños aristócratas vinculados con la realeza por medio de vasallaje.

Felix Benito Martín - El sistema medieval de asentamientos en Castilla y León. I - LA ÉPOCA ALTO MEDIEVAL 840 - 1035. LA REPOBLACIÓN AL NORTE DEL DUERO.

Motas, fortalezas medievales en los reinos del Norte de la península Iberica.

El norte de Hispania durante la alta edad media, especialmente tras el colapso que supuso la invasión musulmana, era una tierra empobrecida con respecto al sur. Los grandes castillos que se hicieron populares en el siglo XIII, no eran aun un reflejo real de la sociedad medieval peninsular.

Normalmente la construcción de un castillo requería muchísimo esfuerzo, poder adquisitivo y tiempo. Unas generaciones comenzaban un trabajo que a buen seguro terminarían otras. Así pues es frecuente encontrarse con castillos cuyos orígenes datan del siglo X u XI, pero su estilo artístico es propio de siglos posteriores. Esto evidentemente se debe a un origen muy anterior al de su finalización, y en no pocas veces suplantando fortificaciones anteriores en puntos defensivos concretos de época visigoda o tardo romana
Es precisamente en gran parte de del reino de Asturias (cornisa cantábrica) en época de incursiones escandinavas, donde nos encontramos con numerosas referencias a fortalezas que deben su origen a siglos anteriores,  bien sobre asentamientos de la edad del hierro (celtas), bien visigodos, bien tardo romanos. La propia palabra castillo procede de Castellum cuyos orígenes se encuentran en las fortificaciones celticas o proto celticas de buena parte de la España central y norte conocidas como  castros.

Bajo el “terror” normando al cantábrico, tomaron relevancia algunas construcciones importantes para la defensa del litoral. El castillo de San Martín construido por Alfonso III (866 – 910 ) en la entrada del río Nalón para defender la zona de los piratas nórdicos. Precisamente, y según se cuenta, un buen ejemplo de lo expuesto anteriormente, ya que el castillo de San Martín fue un castro celta previo.

En Villaviciosa una atalaya con muro de base visigoda. En Ribadesella una posible ubicación del mítico castillo de Bivanoe etc. Nos demuestra aparentemente lo que parece un intento en toda regla de los monarcas astures destinado a la protección de sus rías por medio de un sistema defensivo “anti normando” que giraría entorno al castillo de Gauzón como modelo base. También ocurrió en Galicia con las míticas torres de Catoira. Todos ellos, ejemplos de fortalezas construidas durante los siglos oscuros. De apariencia muy tocas, conservando aun una notable influencia en su estructura del mundo tardo antiguo, si bien no predominante, si residual.

Aún así los grandes castillos medievales no fueron la tónica defensiva contra la que chocaron los vikingos a su llegada a España. Muy probablemente la mayoría de los ataques realizados contra poblaciones pequeñas tuvieron lugar contra fortalezas que diferían mucho aun de las construcciones gigantescas típicas del siglo XIII y XIV.


Los grandes castillos medievales no llegarían hasta muchos años después estando localizados en lugares muy concretos. La mayoría de las fortificaciones durante la alta edad media encargadas de custodiar caminos, pasos, o pequeñas villas serían de tipo motas

El la alta edad media hispana, el modelo predominante era el castillo pequeño que se construía siempre que se podía aprovechando fortalezas previas. ¿Qué sucedía cuando no había una fortaleza previa?. En ese caso había que comenzar desde cero, indudablemente fue el caso de muchos señoríos locales creados durante la alta edad media. Señores con tierras que proteger o regir por mandato de condes o reyes que empezaban la construcción de una empalizada de madera a modo de muro, que con el paso de los años y la prosperidad del lugar terminaría siendo de piedra. En su interior una torre central dominaba el lugar, seguramente también de madera en sus inicios. 

Hay no obstante una construcción típica en la alta edad media, que se creía inexistente en Hispania, me refiero a las populares “motas” de madera típicas en el mundo franco y anglo-sajón.

Torres defensivas construidas sobre elevaciones del terreno, rodeadas de un muro de madera o piedra, muy posiblemente siguiendo el procedimiento antes comentado. Primero de madera para ser sustituida con el tiempo por muros de piedra. En España parece que no fueron tan habituales como en otras partes de Europa occidental, incluso se pensaba que no habían existido al estilo de las inglesas. Idea desechada desde hace tiempo al encontrar numerosas evidencias de las cuales hablaremos mas tarde.

En las islas británicas la más popular de las motas es la de Tombridge. En España una de las más populares por su anomalía con respecto a las demás, es la mota de Tres Palacios en Cantabria.
Las construcciones defensivas terreas, como también se conoce a las motas, representan una complejidad importante, mucho más de lo que a simple vista parecían.
Enormes taludes, colinas artificiales construidas únicamente para consolidar la posición, fosos, rampas, eran elementos habituales en las motas altmedievales hispanicas.

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La mota de tres Palacios en Cantabria es uno de varios ejemplos de construcciones de tipo "mota" en los reinos cristianos de la península ibérica.

En las actuales provincias de Valladolid, Burgos y Palencia las fortificaciones terreas se hallan sobre relieves elevados en las márgenes de grandes ríos: Alarzón, Arlanza, Carrión, Pisuerga, ya sea sobre cerros adelantados y aislados a media altura entre los páramos, ya se sitúen sobre un espigón, o sobre un curso vadeable o bien comunicado, como pasa en Cabezón y Pampliega.

Escribano Velasco  en su publicación del 2001 –Analisis del macrorelieve en arqueología medieval. Establece una relación directa entre estos “castillos terrenos” y lugares estratégicos de lejanos tiempos. Exactamente enclaves defensivos  de la edad del hierro reutilizados por romanos y visigodos.

El propio Escribano nos describe como serían las motas alto medievales de los siglos oscuros en las tierras al norte del Duero, Galicia y cornisa cantábrica

(..) Las motas suponen una sobreelevación artificial de aspecto cónico, máso menos desmochado, debido al aporte de tierras procedentes de la excavación de grandes fosos que las circundan. Puede presentar diferentes plataformas de altura y dimensiones variables, plantas circulares y ovaladas y fuertes pendientes en todos sus flancos garantizando así la inexpugnabilidad del reducto.
En ocasiones, como ocurre en el Castillo de Torquemada, se conservan aún un puente sobre el foso. En la parte alta de la colina se levantaría la torre de madera (..)

Parece que se trataba de posiciones defensivas construidas sobre elevaciones naturales del terreno, que además eran reforzadas para su defensa con empalizadas de madera, fosos con agua, etc. Sin ninguna duda se trataba de castillos en miniatura que en muchos casos posiblemente precedían a las grandes construcciones posteriores. En estas fortalezas compuestas por torre y empalizada circular, se situarían señores, o caballeros encargados de custodiar caminos (Caso de mota de Tres Palacios - Cantabria). O bien simples custodios de fronteras trabajando para sus señores, regidores de áreas.


Las motas medievales en los reinos cristianos del norte del Duero, llegaban a ser creadas sobre colinas elevadas por la mano del hombre con el único pretesto de construir una torre de madera fortificada con una empalizada que controlara la zona encomendada por algún aristocrata

El estado actual de la mayoría de las motas españolas, y el poco interés que despierta en este país cualquier estudio histórico que no esté relacionado con la guerra civil, el siglo XIII, o el renacimiento, hacen difícil poder establecer un origen cronológico de las mismas. Hay quien asegura que muchas de ellas datan del siglo IX y del X, sin ser nombradas como motas en aquellos tiempos.

(..) Jalonaban vías de comunicación de importancia, aunque no existen datos concretos de un sistema como tal destinado a ello. (..)

Nuevamente la medievalista Consuelo Escribano Velasco nos dice:

(..) Todos estos enclaves se encuentran inventariados como yacimientos arqueológicos que es posible poner en relación con otros de origen alto medieval en otras zonas de la meseta norte situados en el valle del Duero, del Cega o del Eresma (..) No podemos olvidar que en la alta edad media no son frecuentes las alusiones a territorios poblados, organizados y zonas controladas desde núcleos fortificados por élites sociales desde el siglo IX.
Grimaldo nos confirma la existencia de una organización territorial dependiente de la fortaleza de Muño en el siglo X “territorium muniensis castri”  y de su tenente, el conde, que desde aquí organizaba la repoblación y reorganización de algunos otros territorios como Roa sobre la línea de Duero (..)

Parece evidente que muchas fortificaciones de tipo “mota” ocuparon un espacio vacío en medio de la nada, dando fuerza a la teoría de posiciones destinadas al control ocasional de caminos, tierras y fronteras. O fortificaciones destinadas a políticas concretas como la repoblación de las tierras al norte del Duero expuesta por Consuelo Escribano, o la vigilancia territorial.

En la zona del norte peninsular, dentro del territorio exacto bajo ataques normandos, no encontramos referencias directas a ataques a motas. Pero pensamos que fueron posibles al tratarse de una fortificación defensiva destinada a controlar las tierras, estando documentada en el norte de España con la ya nombrada Mota de Tres Palacios en Cantabria, o la mota medieval de la iglesia de Alaiza (Alava). Pintura a la izquierda de artículo, que nos deja ver un aparente ataque a la fortificación, la cual es a su vez es defendida desde las murallas por guerreros

Alvar Ordoño - Articulo escrito para la revista impresa de Hispania de los Vikingos especial Reinos Hispanos. Y publicado en el magazine online de Hispania de los Vikingos el 17 de Abril del 2016 bajo el titulo de: Castillos y motas en la alta edad media hispanica


Diferentes gravados alto medievales donde se representan tiendas "normandas" para descansar




jueves, 15 de febrero de 2018

La formación del territorio de Asturias en el periodo de la monarquía asturiana. Por José Avelino Gutiérrez González

La estructura territorial de Asturias es el resultado de un complejo y dilatado proceso de ordenación y reordenación de espacios a lo largo del tiempo. La imagen de que la actual región presenta un mapa inalterado no se corresponde realmente con el devenir histórico.

La creación del reino de Asturias, como la de otras grandes entidades históricas y políticas que llegarían muchos años después, son consecuencia directa de la irrupción violenta de los musulmanes en el año 711. Momento en el que el reino visigodo de Toledo se colapsa creando nuevas entidades que llegaran a tener vida propia en los siglos venideros, si bien la mayoría de ellas nacen siendo “hijas” del reino astur durante el siglo VIII

Museo vikingo noruego de Lofotr bajo el invierno




miércoles, 14 de febrero de 2018

Ejemplos de banderas validas para los reinos del Norte hispanico en el siglo XI


Comunidades, territorios y poder condal en la Castilla del Duero en el siglo X


Este articulo pretende investigar las estructuras políticas y sociales del sector meridional del condado de Castilla en el siglo X. Hasta ahora habitualmente entendidas como resultado directo de la expansión castellana sobre unos territorios anteriormente despoblados. El análisis de las estructuras territoriales abre la puerta a una interpretación centrada en la dialéctica entre procesos de comunidad a largo plazo, que se remontan a la época tardoantigua e incluso más atrás, y alteraciones recientes de gran calado resultantes de la incorporación de estas áreas al condado de Castilla. Un análisis detallado de los procesos históricos que afectan al sector meridional de Castilla entre finales del siglo X y comienzos del siglo XI desaconseja utilizar este caso – como se hace a menudo – a manera de modelo extrapolable a otros espacios peor documentados, y, en cambio, proporciona una interesante muestra de cómo reaccionan unas comunidades  de pequeña escala, en función de la presencia o ausencia de un sistema político englobante de escala mayor y sus fluctuaciones. El material analizado mueve a considerar la necesidad de desarrollar enfoques más complejos para abordar la relación entre las divisiones políticas y administrativas –alfoces- y las estructuras sociales subyacentes.

lunes, 12 de febrero de 2018

La Castilla primitiva (750 - 931): condes, territorios y villas

Interesantísimo escrito de Carlos Estepa Díez sobre la Castilla primitiva del 750 al 931. Un estudio corto, pero esclarecedor en muchos aspectos que acerca al lector al mundo medieval del condado de Castilla, su sociedad y sus condes. Imprescindible para todo interesado en profundizar en la sociedad de los reinos del Norte de la península ibérica 


viernes, 2 de febrero de 2018

The Medieval Magazine Nº 4

Lectura recomendada para toda la gente interesada en profundizar en la moda y costumbres de la Europa occidental durante el siglo XI. Evidentemente esto incluye la península ibérica, la cual desde principios de ese siglo, y como consecuencia ya de una corriente cultural impuesta por el mundo franco / carolingio, va adoptando una imagen tipicamente europea en sus atuendos, presentando ya desde el siglo XII en adelante una estética absolutamente medieval y similar a la de los reinos y países de su entorno, véase Francia, Italia, Alemania o Inglaterra.