miércoles, 17 de junio de 2015

Los bardulos y el condado de Castilla en el siglo IX


Las Bardulias en el reino de Asturias

Ya en los tiempos de Alfonso III, el gran Rey del reino de Asturias dentro del contexto de las invasiones vikingas al norte peninsular, pues fue él el monarca que comenzó una política basada en la fortificación de todo el norte en previsión de los ataques de los temidos lordemanos. Nombró el territorio de Bardulia con el nombre de Castilla, en la cónica de Alfonso III se detalla:
Eo tempore populantur Primorias, Lebana, Transmera, Supporta, Carranza, Bardulia quae nunc appellatur Castella (...Bardulia, que ahora es llamada Castilla").
Es posible que el nombre del territorio de Bardulia, situado al norte de Burgos. Tomara el nombre del grupo étnico céltico de los bardulos. Poblaciones que originalmente se establecieron en Guipuzkoa, pero que se vieron desplazados por los vascones desde el pirineo Navarro al territorio de los caristios y autrigones. De tal forma que cuando se estableció el reino de Asturias, todas esas montañas, muy poco romanizadas, y muy poco islamizadas, aun conservaban los nombres propios de los grupos étnicos que en ellas habitaban como marca de distinción territorial; autrigones, caristios, bardulos, astures, cantabros, vascones. Esas tierras a mediados del siglo IX fueron llamadas Castilla. Una tierra que aun pertenecía al reino de Asturias, y que no sería reino independiente hasta muchos siglos después.

La organización de la Bardulia, el norte de Burgos, como marca fronteriza oriental de Asturias, frente a los Banu Qasi musulmanes de la futura taifa de Zaragoza, fue repoblando con gentes de Cantabria.
Ordoño I puso al frente a un conde, siendo el primero Rodrigo, señor de Alava, que hacia el 860 repobló de castillos la zona del Duero, y en el 865 luchó contra los musulmanes en el paso de Pancorbo, llave de la Rioja.

El segundo conde castellano Diego Rodriguez y estando aún Bardulia / Castilla bajo soberanía de los monarcas astures, edifico una línea militar de castillos desde la Rioja al rio Arlanzón. Su expansión territorial fue acompañada de su fragmentación en marcas condales: Amaya, Lantarón, Cerezo. Burgos, Lara, y Álava. Los condes estaban asignados a estas mandaciones o merindades. Y hacia el 912 el territorio castellano alcanzó frontera meridional del Duero, con Osma, Peñafiel y Sepúlvida como fortalezas destacadas. La abundancia de torres fortificadas y castillos (castra, oppida, castellum) acabó por dar nombre al territorio en cuestión con el nombre de Castilla.
Castilla estuvo vinculada desde sus orígenes al reino de Asturias como parte de su reino. Sus condes nunca fueron condes independientes hasta Fernán González, quien consiguió independizar la herencia de su condado vinculándolo a su legado, y no al de los reyes de León. Pero la realidad es que la Castilla Vetula (Castilla la vieja) no conseguiría ser un reino independiente, hasta la muerte de Fernando I, cuando cedió su hijo a Sancho el Fuerte, primer rey de Castilla de la historia.



Tipos de yelmos utilizados por los lordemanos en sus ataques a Hispania


martes, 16 de junio de 2015

Castillo de San Martín en Asturias.

Castillo de San Martín. Construido por el rey asturiano Alfonso III sobre un asentamiento previo céltico, y uno posterior romano. Muy posiblemente la construcción de este castillo fue parte de una política de fortificación de determinados lugares para prevenir o atacar a los normandos en sus incursiones. A buen seguro en un intento del monarca por defender a la capital Oviedo.


lunes, 15 de junio de 2015

Los vikingos y la leyenda de Cudillero en Asturias.

Es una leyenda vieja poco conocida en España, contada de padres a hijos, y de abuelos a nietos. Al norte del país,  en una pequeña localidad del mar cantábrico situada en la agreste y siempre gris costa asturiana. Está el bonito pueblo de Cudillero, cuyos habitantes presumen abiertamente y con cierto orgullo ser descendientes de vikingos.

Cuenta la leyenda que en la Alta edad media, reinando en Asturias el Rey Alfonso III, los normandos procedentes en aquellos tiempos de la lejana Dinamarca, se asentaron en Cudillero estableciendo un puerto base desde donde repostar sus barcos rumbo a saquear la rica Al-Andalus, o las costas de Galicia. Allí los vikingos, lejos de someter a la población nativa de etnia astur, se fusionaron con ellos y establecieron lazos de matrimonio, ayuda y comercio. 

Como dato curioso de esta posible herencia nórdica en la geografía asturiana, ha quedado el pixueto. Un dialecto único del pueblo de Cudillero que combina palabras de origen romance con otras de origen nórdico, algo raro sin duda en el norte de España, y que no tienen similitud tan siquiera con las poblaciones cercanas de la propia Asturias.


Lo cierto es que más allá de la leyenda, no se tiene certeza exacta de que los normandos establecieran un puerto en esa zona. Aunque siempre se ha especulado con la idea de que fueron varios los lugares en España desde donde los vikingos repostaban en su largo viaje desde el norte de Europa o Inglaterra, hacia Al-Andalus o las costas de Galicia. 

Estos asentamientos se suelen datar a mediados del siglo IX, puede que incluso antes, pues se especula nuevamente con la posibilidad de que hubiera normandos llegados a modo de mercenarios para combatir en los ejércitos del rey Alfonso II el Casto contra los musulmanes. Los famosos Al Magus de la crónica del musulmán Ibm Al Athir. En la que se cuenta como los ejércitos cristianos de Alfonso II estaban compuestos por vascones, gentes astures, y los polémicos al-magus.

Término referido por los musulmanes a los paganos. Pero.. ¿Quiénes eran esos paganos?, ¿Vikingos?. Lo cierto es que años mas tarde otras crónicas musulmanas emplean el mismo término: Al Magus, para describir sus combates contra los normandos llegados a Hispania.

Sea como fuere es muy posible que los asentamientos vikingos en las costas cantábricas dataran desde el principio de su llegada, a mediados del siglo IX. Y permanecieran algunos de ellos hasta principios del siglo XI. Hay numerosos datos dudosos en crónicas hispanas que hacen pensar la posible existencia de puertos o asentamientos normandos mas o menos estables en las costas, de los que no nos han llegado mucha información. 


Los ataques a los puertos daneses de la saga de Olaf Haraldsson en Hispania. O la estratagema de la reina leonesa Velasquita Fernandez para ayudar a su amigo Felix Agelazi a escapar de la ira del Rey utilizado barcos vikingos, son solo algunos ejemplos. La propia fortificación de la costa asturiana con castillos como el de Gozón o el de San Martín para vigilar la ría en previsión de posibles ataques normandos a las tierras próximas, y en especial la capital de Oviedo. Así como la creación de una flota a modo de patrulla que vigilaba supuestamente las costas del cantábrico durante el reinado de Alfonso III (Eduardo Morales). Son solo algunos ejemplos que pueden darnos a entender la relativa paranoia que existió en los primeros años del reino Astur con respecto a los vikingos llegados desde el norte.  

No es descabellado por tanto, que uno de esos asentamientos se estableciera en Cudillero a principios del siglo IX, y permaneciera más o menos ajeno a todo hasta finales del siglo XI. Dejando como herencia en la zona el pixueto, así como una hipotética herencia genetica entre sus gentes. Pues en la zona se "presume" de la particularidad herencia fisiológica de sus habitantes. Encontrándose entre ellos frecuentemente, gentes rubias de ojos azules

Es posible que la causa se deba a los piratas vikingos, quienes dejaron impronta étnica entre los lugareños. O quizás, simplemente y de forma menos romántica. Se deba a la herencia natural de los pueblos de la zona, quienes aun mantienen y conservan la herencia "racial" de las poblaciones indoeuropeas celtas, visigodas o suevas. Todos ellos pueblos de centro y norte de Europa, que llegaron a España en la edad del hierro o alta edad media, asentándose en las distintas zonas que la actual provincia de Asturias. 

Sea como fuere, y sin pretender demostrar nada con este escrito. Actualmente la leyenda de Cudillero, los vikingos, y sus gentes rubias, es una realidad, que se cuenta, se contó, y se seguirá contando. Tenga base real, sea solo leyenda, o simplemente una bonita historia para contar de padres a hijos entre los habitantes del pueblo. 

Alvar Ordoño.

viernes, 12 de junio de 2015

Los lordemanos llegan a Gijón

(..) Por los años de 844, los normandos, gente septentrional, habiendo hecho grandes hostilidades en la costa de Francia, pasaron con sus armadas a la de España, y llegaron al famoso puerto de Gijón; pero no se resolvieron al desembarco por verlo con defensa y fortificación superior a sus fuerzas. De aquí se dirigieron a la Coruña, donde pereció gran multitud de ellos, y fueron quemados muchos de sus navíos por el ejercito que envió el Rey Ramiro. Esta victoria debe contarse entre las más señaladas que refieren nuestra historia, en vistas de que el poder de los normandos eran tan ventajoso, que solo una parte de su armada, que pudo escapar de los cristianos, hizo luego un destrozo muy considerable en los árabes de Sevilla, saqueando la ciudad y matando a fuego y espada a muchos de sus vecinos (..) (E.S. XXXVII, 195)

Padre Risco


miércoles, 10 de junio de 2015

Recursos fiscales y patrimoniales en el reino de Leon por la monarquía de los siglos X y XI

No existió un sistema fiscal coherente en el reino de León* (Castilla) hasta el siglo XIII. Las fuentes de ingresos están muy entreveradas y hay territorios que contribuyen más que otros. Lo que explica los movimientos migratorios que se dan en toda la edad media. El profesor Ladero Quesada distingue una tipología de recursos fiscales altomedievales según su procedencia: los bienes privados o familiares del monarca, adquiridos en los terrenos yermos.
los tributos dispersos del patrimonio regio que suponían un diezmo de las cosechas; el montazgo (montaticum), que hacía tributar por el uso de las tierras de pastos o montes de propiedad regia otorgados usufructo a las villas y aldeas y que en los siglos XI y XII se asignaba a las cabezas de ganado; las sernas y obligaciones de carácter laboral que los habitantes de las aldeas debían realizar sin retribución y que muchas veces eran realizadas para los monasterios durante los periodos de vendimias, siegas etc. 
Entre los ingresos extraordinarios de la monarquía figuraban; el quinto real, que sometía a los reinos taifas a tributos monetarios en el siglo XI.
los yantares, el derecho del rey y su séquito a hospedarse en una villa y ser alimentado y servido por los habitantes de la misma. Regla esta que fue regulada a partir del siglo XI para evitar ruinas. 
El conducho, muy impopular entre los campesinos y pobladores de las aldeas y villas de las áreas de realengo, ya que suponía el aprovisionamiento obligado para el trayecto de un lugar a otro del séquito cortesano.
Las frazenderas, trabajos prestados por las comunidades aldeanas para esfuerzos variados; y, las castillerias, trabajos para la construcción de fortalezas y murallas así como su mantenimiento.

*Hispania de los Vikingos - Como siempre añadimos, aunque las normas hacen alusión al reino de León, son validas y eran aplicables a todo el reino en totalidad, es decir; las tierras que comprendían todo el norte del Duero. Galicia, Asturias, Castilla la vieja, Cantabria y León. 


martes, 9 de junio de 2015

Chronicón Sebastianí año 858. España es devastada por la espada y el fuego normando

(..) de nuevo los piratas normandos aparecieron por este tiempo en nuestras costas. Después se dirigieron a la España marítima que fue devastada con la espada y el fuego; atravesaron el mar e invadieron la ciudad de Nekor, en Mauritania, donde mataron a muchos caldeos con la espada. Atacaron las islas de Mallorca y Menorca*, que fueron arrasadas con la espada, después fueron a Grecia y tras tres años, regresaron a su patria (..)

* Mallorca y Menorca eran musulmanas, así como buena parte de la costa mediterránea durante el siglo IX


lunes, 8 de junio de 2015

Adosinda, la nieta de Don Pelayo

Fue una de las soberanas clave para la consolidación del reino de Asturias en el siglo VIII. Se casó con un magnate gallego llamado Silo y protegió la vida del futuro rey Alfonso II, procurándole una valiosa formación intelectual y cristiana en el monasterio lucense de San Julián de Samos. 
Fue una de las últimas descendientes directas del paradigmático iniciador de nuestra Reconquista. Protegió con celo extremo la vida de su sobrino, el futuro rey Alfonso II, El Casto, propiciando de ese modo un tiempo de esplendor para el reino de Asturias. Durante el siglo VIII se trazaron en Hispania las líneas maestras sobre cómo serían las centurias venideras. El nacimiento del reino astur fue semilla del inminente avance cristiano por la Península Ibérica con el visigodo Pelayo transformado en paladín de aquellos años fundamentales para nuestra Historia. Después de la muerte del líder asturiano en 737, ocupó el trono su hijo Favila, quien fue elegido por los notables astures en reconocimiento de las proezas marcadas por su progenitor. Al infortunado vástago apenas le dio tiempo de protagonizar hazaña alguna, ya que sólo reinó dos años. En ese periodo encontró ocasión para ordenar el levantamiento de una iglesia en Cangas de Onís, albergadora de la valiosa cruz de roble que Don Pelayo utilizó en Covadonga. La ermita de la Santa Cruz fue consagrada en 739, año en el que murió Favila de muerte violentísima a consecuencia del ataque de un oso que le despedazó mientras disfrutaba de una jornada de caza. Según se cuenta, el hijo de Pelayo era muy dado a los placeres mundanos, lo que le distraía de las obligaciones de gobierno en un pequeño territorio que aspiraba a fortalecerse como reino. Poco más sabemos de este gobernante quien, casado con Frolaya, tuvo dos hijos que no llegaron a reinar. Sí, en cambio, lo hizo el yerno de Pelayo, Don Alfonso, hijo de Don Pedro, duque de Cantabria. 
Alfonso I, El Católico, puede ser considerado por la documentación existente como el primer rey de Asturias y posteriormente de León. Nacido en 693, fue de los primeros en acudir al llamamiento hecho por Pelayo en su guerra contra los musulmanes. Ungido tras la muerte de Favila, dedicó su reinado a extender las fronteras de Asturias consolidando la monarquía y anexionando grandes extensiones de terreno más allá de los originales valles astures. Alfonso I se casó con Ermesinda, hija de Pelayo, con la que tuvo tres hijos: Fruela, Vimarano y Adosinda; más tarde, al enviudar tendría otro hijo natural, llamado Mauregato, con una supuesta esclava musulmana. A lo largo de todo su reinado, Alfonso I se caracterizó no sólo por la guerra, sino también por su profunda religiosidad, promoviendo la construcción y restauración de innumerables iglesias y ermitas, lo que le valió el sobrenombre de El Católico. Cuando falleció en 757, ya se había creado el mapa principal por el que transcurrirían las futuras operaciones militares de los siguientes decenios. Al rey le sucedió su hijo Fruela I, artífice de un reinado caracterizado por la continuidad —en cuanto a la guerra sostenida contra el musulmán— aunque más defensivo que atacante. Fruela y sus tropas soportaron diversos envites, principalmente contra Galicia. Asimismo, afloraron revueltas internas motivadas en esencia por desencuentros con gallegos y vascones disconformes con el creciente centralismo astur. Por otro lado, el rey fundador de Oviedo se enfrentó de lleno a la Iglesia cuando prohibió los matrimonios para los clérigos. En esos años, se forjó una profunda enemistad con su hermano menor Vimarano, a quien ordenó asesinar temiendo una conspiración que le despojara del cetro real, pues, por entonces, gozaba de las simpatías de buena parte de la aristocracia y el pueblo. 
Fruela I murió ejecutado finalmente en 768 a manos de los seguidores de su hermano, con lo que Adosinda junto a su sobrino Alfonso —hijo del monarca asesinado—, se convirtieron en únicos supervivientes directos del renombrado Don Pelayo. A fin de proteger la preciosa vida del legítimo heredero, la princesa astur le envío al monasterio de San Julián de Samos (Lugo), donde Alfonso pasó unos años fundamentales para su formación intelectual y cristiana, lo que le supondría años más tarde ser uno de los reyes trascendentales para la historia de Asturias. En ese tiempo, Aurelio (768-774) —primo de Alfonso, El Católico— asumió el trono asturiano, mientras que Adosinda, pensando en sostener su importante linaje, elegía como esposo a un supuesto magnate gallego llamado Silo. Una vez más, la intuitiva noble acertó, pues, tras la muerte de Aurelio, la hermosa asturiana era proclamada reina con un consorte dispuesto a pacificar el convulso territorio trasladando la Corte desde Cangas de Onís a Pravia, lugar mucho mejor comunicado con los diferentes enclaves del reino, gracias al preexistente entramado de calzadas romanas que pasaban por el lugar. 
En los nueve años y un mes que duró su reinado, ambos cónyuges se amaron con pasión, siendo cómplices en numerosos mecenazgos culturales que embellecieron los parajes asturianos. En 783 falleció Silo, y su viuda, al no tener descendencia, intentó rehabilitar a su sobrino Alfonso en el trono. Sin embargo, Mauregato —hermanastro de Adosinda— dio un certero golpe de Estado apropiándose, con la ayuda de buena parte de la aristocracia, del poder en el reino. La vida de la reina viuda fue respetada, pero se la conminó a ingresar como monja en la iglesia de Santianes en Pravia, donde finalizó sus días siendo enterrada en aquel lugar junto a su marido. Años más tarde, tras la abdicación de Bermudo I, El Diácono, Alfonso II era proclamado rey de Asturias en 791, dando paso a un gozoso reinado que se extendió hasta 842. En este periodo el "rey casto" no dejó de pensar ni un solo instante en que gracias a su tía Adosinda pudo, no sólo salvar la vida, sino también prepararse como uno de los intelectuales más descollantes de aquel convulso mundo medieval que comenzaba a dar sus primeros pasos por el camino que conducía al sepulcro de Santiago en Compostela. Precisamente, este magnífico soberano fue el primer peregrino que rindió homenaje al discípulo de Jesús.

Juan Antonio Cebrián 


domingo, 7 de junio de 2015

Alta edad media Hispania del IX al XI. Una economía sin moneda

La escasa documentación altomedieval que se conserva son diplomas eclesiásticos de tipo jurídico en los que se adjudican territorios a los monasterios. En ellos se menciona someramente a dueños y poseedores, con referencias a la presura o aprissio, primigenia forma de repoblación en la que el propietario se apodera de un territorio previamente ocupado. Otro vocablo muy habitual en la documentación es el vicus, pequeña aldea con poblamiento disperso y muy reducido, donde un núcleo familiar amplio se apoderaba de las tierras. La pequeña sociedad rural se extendía por toda la franja norte, con el vicus como núcleo y con habitantes jurídicamente libres, ya que parecen haber desaparecido los rasgos de dependencia de los últimos años de dominio visigodo. El campesino también ejercía funciones militares ante los ataques musulmanes (NdE - Hispania de los Vikingos – Pudiendo gestionar sus propias milicias con sus propias decisiones independientes de la corte. Manteniendo sus propios estandartes y propios líderes a lo largo del siglo XI en las conocidas como milicias concejiles. Solo en la zona fronteriza con los reinos musulmanes). Entre los siglos VIII y X las actividades habituales en los reinos cristianos peninsulares fueron agrícolas y ganaderas. El profesor García de Cortázar afirma la existencia para esta época de un comerció reducido entre las pequeñas aldeas, un pequeño mercado intercomarcal. La circulación de la moneda era prácticamente inexistente. Aunque se han encontrado pequeños tesorillos en necrópolis o monedas de origen islámico. (NdE – Hspania de los vikingos: En cualquier caso la moneda era un elemento completamente ajeno de la vida común y diaria de villas, aldeas y pequeños asentamientos aristócratas). Los pagos o rentas se hacían por tanto y en rasgos muy generales en especies o trabajo. 
José Ignacio Ortega Cervignón – Breve historia de la corona de Castilla.

Esto nos puede dar una idea sobre los botines que conseguían los vikingos en sus incursiones al área cantábrica y atlántica del reino astur-leonés en el siglo X. La casi totalidad ausencia de moneda, oro u otros elementos de lujo en las villas y campos limitaban posiblemente los robos a comidas, esclavos, y ganado. . Los vikingos de finales del siglo IX no llegaban al reino astur-leonés en busca de botín, sino como parte de un trayecto mayor que les conducía a las costas atlánticas del Portugal musulmán. Esa sí, una zona más rica en oro, monedas, pizas de valor y joyas. Todo esto cambaría con la creación del mito de Santiago Apostol por Alfonso II . En ese momento la zona aumenta su prestigio y los normandos comienzan a llegar a ella atraídos por las leyendas de la “jakobsland”, la tierra de Santiago.


Magnates y Milities en el reino astur –leonés del siglo X

La aristocracia de León y Castilla se divide en dos categorías, alta y baja nobleza según el nivel de riqueza y las responsabilidades políticas que ostenta: los potentes o magnates frente a los milities o infanzones. El elevado grado de participación en el poder regio de los magnates con su presencia en el Aula regia y en cargos militares, administrativos y judiciales, les permitió vincularse personalmente con el monarca del reino asturleonés. Los grandes nobles configuraban el séquito real, desarrollaban tareas palatinas y desempeñaban cargos civiles o militares, al frente de los condados (comes) o las mandaciones (iudex). La aristocracia imitaba el modo de vida regio, con posesiones de sequitos armados y con vinculaciones vasalláticas con el mesnadero a cambio de sus servicios por unos beneficios. Los milities eran una proporción superior, aunque su información prosopográfica es mínima, se desconoce la identidad de la mayor parte de ellos. Su oficio era el de las armas al servicio del monarca o algún magnate. Solían tener tierras en usufructo temporal, no disponían de propiedades permanentes. Según García de Valdeavellano, en el siglo X existieron prestaciones personales pero no hereditarias y obligaciones por tiempo limitado entre magnates y milities. Esta interpretación enlaza con la idea del prefeudalismo visigodo.

Tipos de yelmos en el reino de Asturias del sigo IX


sábado, 6 de junio de 2015

El reino de Asturias se fortifica contra los vikingos.

A mediados del siglo IX, la monarquía asturiana que, en parte ayudada por lo agreste del terreno había resistido con éxito los ataques de su poderoso vecino en el sur de la península, el Emirato independiente de Córdoba, y partiendo de un minúsculo núcleo en las montañas de la cordillera cantábrica había extendido sus dominios por un territorio de considerable extensión, creyó llegado el momento de dotar a su capital Oviedo, de palacios, baños, iglesias, tesoros y reliquias que contribuyeran a ensalzar el prestigio de la ciudad como cabeza del reino. Los monarcas asturianos se consideraban a salvo de los ataques directos a la capital por parte de los musulmanes. Sin embargo, les alarmaba un nuevo peligro que había hecho si aparición y que amenazaba su retaguardia; se trataba de los vikingos, que ya se dejaban ver por las aguas del Cantábrico. Oviedo estaba situada a poco mas de 30 kilómetros de la costa y para los vikingos era tarea fácil, utilizando las vías fluviales, penetrar en las tierras interiores de los territorios atacados. La mejor solución para cerrar el paso a los piratas escandinavos era situar enclaves defensivos en lugares estratégicos próximos a caladeros de fácil acceso, desembocaduras de los ríos etc. Una serie de castillos se construyeron a lo largo de la costa asturiana: Aguilar, Santa María, la Isla Bivaone, Rales, Soberrón, Jana, San Martín de Pravia, Gozón y Gijon (Avello 1897, 96). Estos tres últimos, que poseían gran extensión superficial, estaban situados al norte de Oviedo, en la zona central de la costa, y tenían como misión principal la protección de la capital.

Eduardo Morales Romero - Historia de los vikingos en España. Ataques e incursiones contra los reinos cristianos y musulmanes de la península ibérica en los siglos IX - XI


categorías campesinas en la alta edad media hispana

El campesinado obtuvo un grado de libertad y autonomía al emigrar a las zonas de repoblamiento desde los valles del norte. El campesino libre se encomendaba a favor de alguien, aunque no cercenaba tanto si posibilidad de promoción. El elenco de situaciones de la encomendación es muy variado, desde la entrega de tierras a cambio de protección o la recepción en usufructo de las tierras, sin necesidad de ser propietario. Estos campesinos se encontraban bajo la autoridad gubernativa de un conde o un Iudex.

Los niveles de riqueza o bienes económicos de los campesinos son variados, aparecen en los documentos de presura. Se definen los ingenuos por medio de los grupos familiares cuyo régimen de propiedad no se puede dividir. Eran “dueños” de tierras que entregaban a la nobleza para obtener protección militar.

La situación de semi servidumbre tiene subdivisiones: los colonos (Coloni / iuniores / pecheros) podían ostentar la libertad jurídica pero quedaban sometidos a ciertos pagos o prestaciones de su trabajo sin renumeración, lo que suponía indirectamente cierta adscripción a la tierra. Los siervos (Servi, anchilae, pueri) tenían condición jurídica restringida, estaban sujetos al servicio doméstico, quedaron vinculados a algunos caballeros villanos. Los Siervos cumplían la función de cultivar una tierra asignada para ello. 


viernes, 5 de junio de 2015

Crónica Silense y los vikingos

(..) Para la defensa de San Salvador de Oviedo, construyó la plaza fuerte de Gozón en la costa de Asturias, ante el temor de que aquellos santos lugares fuesen atacados por navegantes normandos (..) (E.S XVIII, 294)

El castillo de Gozón estaba estructurado sobre dos plataformas; la inferior tenía unos 3.600 metros cuadrados y albergaba los edificios de carácter no militar, mientras que en la plataforma superior, de unos 300 metros cuadrados, se encontraban las construcciones netamente defensivas. Entre ambas plataformas existían muros cuyos restos pueden ser observados aún hoy (Avelló 1987, 96)
Todo parece indicar que las complejas estructuras defensivas del castillo de Gozón poseían una misión mixta: por un lado, actuar de vigías y defensores contra eventuales atacantes procedentes del mar y, por otro, albergar un núcleo de población  con su correspondientes edificios dedicados a la administración y el culto. En el recinto del castillo de Gozón se ha documentado la presencia de una iglesia dedicada a San Salvador. Asimismo parece haber albergado también un núcleo de población llamada Castrillón . En el castillo de Gozón también se ha documentado estructuras que indican la presencia de un palacio y una necrópolis. Finalmente y como dato curioso queríamos señalar la presencia de lo que parece ser un pasadizo subterráneo  que desde la base de la peña penetra en el interior del macizo rocoso ¿Una última vía de escape en caso de apuro?.
En el caso concreto del  castillo  de Gozón y otros enclaves fortificados situados en la zona central de la costa asturiana. Está claro que forma parte de un sistema defensivo cuya misión principal era proteger la capital del reino (Oviedo) y otras zonas.


Vascones en la torre de Lapio contra Vikingos


miércoles, 3 de junio de 2015

El Texto de Santa Cámara de Oviedo

(..) Hizo este edificio el engreído príncipe Vimarano, construcción importante que se alza altiva en la costa para servir de habitación a los que andan en la inmensidad del mar. (..)

Puede parecer que la inscripción de los tiempos del rey astur Alfonso III descendiente de Alfonso II, quien utilizó vikingos como mercenarios en sus combates contra los musulmanes. Hace referencia a una nueva utilización de vikingos como mercenarios a los que deja alojarse en las habitaciones del castillo de Gozón. Pero no es real, lo cierto es que el castillo asturiano sirvió de habitaciones a los navegantes, en efecto. Pero a hispanos del norte cantábrico que sirvieron en los barcos del reino, ejerciendo vigilancia de las costas contra los piratas nórdicos.
Eduardo Morales establece la posibilidad mediante la cual el rey asturiano Alfonso III, que era un niño de solo 10 años cuando los vikingos atacaron el reino de Asturias por segunda vez. Debió de quedar tan impresionado por las destrucciones que los vikingos dejaron tras de si, que procuro ya en edad adulta fortalecer la costa Asturiana para evitar campañas normandas en el interior, con la intención de proteger la capital de esos tiempos, Oviedo (Asturias). Para ello construyo el castillo de Gozón, donde los barcos encargados de la vigilancia de la costa cantabrica repostaban. Así como las famosas torres del Oeste en Catoira (Galicia) para cerrarles el paso de camino al sagrado lugar que era Santiago de Compostela.