La escasa documentación altomedieval que se conserva son diplomas eclesiásticos de tipo jurídico en los que se adjudican territorios a los monasterios. En ellos se menciona someramente a dueños y poseedores, con referencias a la presura o aprissio, primigenia forma de repoblación en la que el propietario se apodera de un territorio previamente ocupado. Otro vocablo muy habitual en la documentación es el vicus, pequeña aldea con poblamiento disperso y muy reducido, donde un núcleo familiar amplio se apoderaba de las tierras.
La pequeña sociedad rural se extendía por toda la franja norte, con el vicus como núcleo y con habitantes jurídicamente libres, ya que parecen haber desaparecido los rasgos de dependencia de los últimos años de dominio visigodo. El campesino también ejercía funciones militares ante los ataques musulmanes (NdE - Hispania de los Vikingos – Pudiendo gestionar sus propias milicias con sus propias decisiones independientes de la corte. Manteniendo sus propios estandartes y propios líderes a lo largo del siglo XI en las conocidas como milicias concejiles. Solo en la zona fronteriza con los reinos musulmanes).
Entre los siglos VIII y X las actividades habituales en los reinos cristianos peninsulares fueron agrícolas y ganaderas. El profesor García de Cortázar afirma la existencia para esta época de un comerció reducido entre las pequeñas aldeas, un pequeño mercado intercomarcal. La circulación de la moneda era prácticamente inexistente. Aunque se han encontrado pequeños tesorillos en necrópolis o monedas de origen islámico. (NdE – Hspania de los vikingos: En cualquier caso la moneda era un elemento completamente ajeno de la vida común y diaria de villas, aldeas y pequeños asentamientos aristócratas). Los pagos o rentas se hacían por tanto y en rasgos muy generales en especies o trabajo.
José Ignacio Ortega Cervignón – Breve historia de la corona de Castilla.
Esto nos puede dar una idea sobre los botines que conseguían los vikingos en sus incursiones al área cantábrica y atlántica del reino astur-leonés en el siglo X. La casi totalidad ausencia de moneda, oro u otros elementos de lujo en las villas y campos limitaban posiblemente los robos a comidas, esclavos, y ganado. . Los vikingos de finales del siglo IX no llegaban al reino astur-leonés en busca de botín, sino como parte de un trayecto mayor que les conducía a las costas atlánticas del Portugal musulmán. Esa sí, una zona más rica en oro, monedas, pizas de valor y joyas. Todo esto cambaría con la creación del mito de Santiago Apostol por Alfonso II . En ese momento la zona aumenta su prestigio y los normandos comienzan a llegar a ella atraídos por las leyendas de la “jakobsland”, la tierra de Santiago.
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