Las interpretaciones y el reparto de justicia de dichos jueces acorde a su percepción o normas de convivencia en zonas normalmente alejadas de núcleos urbanos importantes o del entorno de la corte, se denominaban en Castilla fazañas, y en Aragón Iuditia.
Las fazañas tuvieron una importancia vital especialmente en el condado de Castilla debido a la escasa implantación del Liber Iudiciorum o Lex Visigothorum.
Durante el siglo IX y X Castilla era un condado vasallo del reino de León, de tal forma que las leyes que se aplicaban en la zona condal eran las leonesas sacadas de sus libros legales. Esto suponía que para cosas realmente importantes los castellanos tenían que trasladarse a León, una tierra sin duda alguna que quedaba muy lejana según la propia identidad política castellana avanzaba y tomaba fuerza, y presencia a lo largo del territorio con ciudades y castillos.
Aun cuando seguramente forma parte de la leyenda, o de una realidad agrandada, lo cierto es que se cuenta como los castellanos quemaron libros del Lex Visigothorum tras proclamar la independencia política del condado. Fue entonces cuando se establecieron los míticos jueces de Castilla, quienes juzgarían los incidentes puntuales acorde a la interpretación del albedrío, resultando en leyes que recopilaron en las conocidas fazañas.
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